BERNARDO DE FRESNEDA

BERNARDO DE ALVARADO

Fresneda de la Sierra Tirón, Burgos, 1509 / Santo Domingo de la Calzada 21-12-1577

Trigésimonoveno obispo de Cuenca (1562-1571), confesor de Felipe II y una de las figuras más influyentes en la corte de este monarca. Nació en el seno de una familia de situación humilde y tomó el hábito franciscano en el convento de San Bernardo, en su villa natal, en el que había entrado como novicio cuando tenía 16 años, momento en que adoptó como propio el nombre de ese lugar. Su capacidad para los estudios le sirvió para ser enviado a Alcalá (1534), iniciando luego una rápida carrera dentro de la orden en la que obtuvo puestos de confianza, como el de definidor general (1553) hasta ser elegido confesor por Felipe II. Antes (1548) había acompañado a éste, cuando todavía era príncipe, a una visita a los Países Bajos e igualmente fue con el ya rey en el viaje a Inglaterra para contraer matrimonio con María Tudor, mientras alcanzaba un influjo cada vez mayor sobre el monarca, no solo en cuestiones espirituales sino también de gobierno. En ese momento empieza la ascendencia en la corte del dominico Bartolomé de Carranza, con quien Fresneda disputará una terrible lucha por el poder, compitiendo ambos por conseguir mayor influencia sobre el rey. En 1555, Carranza es nombrado arzobispo de Toledo, pero Fresneda conseguirá que su enemigo sea procesado por la Inquisición y depuesto, en uno de los más polémicos juicios desarrollados por el terrible tribunal. Superado este conflicto, Fresneda apoyó decididamente a Felipe II en sus planes contrarreformistas para combatir la influencia luterana a la vez que era pieza imprescindible en los órganos de gobierno de la monarquía. Luego estuvo presente en el momento de ser puesta la primera piedra en el monasterio de El Escorial (1563) y ofició en una ceremonia similar, la del convento mercedario de Nuestra Señora de los Remedios, en Madrid. Sin embargo, parece que la dinámica actividad del franciscano, tanto en materia religiosa como en su constante intervencionismo en política, suscitaron algún tipo de malestar en Roma, que procuró alguna decisión para limitar tan desaforados poderes, y por ello fue nombrado obispo de Cuenca (1562) precisamente cuando estaba inmerso en otra acción polémica, el intento de reforma de las órdenes monásticas. No en vano el embajador veneciano Soranzo escribió que la mesa de Fresneda era la mejor abastecida de cuantas había en los palacios madrileños.

Junto con el nombramiento de obispo recibió el de Comisario General de Cruzada, que pronto hubo de delegar y debutó en su diócesis consiguiendo que el rey Felipe II visitase la ciudad, a su regreso de las cortes aragonesas de Monzón, en una jornada ampliamente comentada por los cronistas y durante la que fue descubierto el cuerpo de san Julián. A pesar de este detalle de afecto hacia su diócesis, se da por seguro que residió poco en ella, ocupado, como estaba, en los asuntos de la corte, donde era un personaje de importancia capital., mientras en Cuenca delegaba la gestión de los asuntos ordinarios en el provisor general del obispado, Hugo de Velasco. Sin embargo, llegaba el momento de declive para su poderosa influencia y eso quedó de relieve cuando el rey decidió viajar a los Países Bajos, contando Fresneda con que podría acompañarlo como su confesor que era, pero las normas emanadas del concilio de Trento obligaban a los obispos a residir en su diócesis y Felipe II lo obligó a hacerlo así, eligiendo como nuevo confesor al jesuita Araoz, con lo que comenzó a declinar su posición de privilegio.

A pesar de su constante alejamiento físico de la diócesis, Fresneda no fue indiferente a sus necesidades. A él corresponde la primera iniciativa para sustituir el antiguo claustro gótico de la catedral por el actual, llegando a encargar un proyecto a Andrés de Vandelvira en 1564, si bien la obra no se realizó durante su mandato. Celebró sínodo diocesano en 1566 y formó parte, con los prelados de Seigüenza y Segovia, de la información para canonizar a san Diego de Alcalá. También fue protector del convento de bernardas, fundado inicialmente en Moya y trasladado a Cuenca en 1571. Ese mismo año fue promovido a obispo de Córdoba (con obligación de residencia) y en 1577 pasó como arzobispo a Zaragoza, si bien no llegó a ocupar el puesto de manera efectiva, pues falleció cuando viajaba hacia la capital aragonesa.  Fue enterrado en Santo Domingo de la Calzada, en una capilla que él mismo se había preparado en vida, en el convento de san Francisco. Durante su estancia en Cuenca dio Constituciones para el gobierno del territorio diocesano, en 1571 y en su posterior destino en Córdoba emitió unos Estatutos de la Sancta Iglesia Cathedral de Córdoba, impresos en Antequera, casa de Andrés Lobato, en 1577. El Parador Nacional de Santo Domingo de la Calzada lleva su nombre.

Referencias: Trifón Muñoz y Soliva, Noticias de todos los señores obispos que han regido la diócesis de Cuenca. Cuenca,1860; pp. 205-207 / Mateo López, Memorias históricas de Cuenca y su obispado. Edición de Ángel González Palencia. I) Cuenca, 1949, pp. 240-241 / J.M. Pou y Martí, “Fray Bernardo de Fresneda, confesor de Felipe II, obispo de Cuenca y Córdoba y arzobispo de Zaragoza”, Madrid, 1930; ALA, 33, pp. 582-603 / T. Monzoncillo del Pozo, “Fr. Bernardo de Fresneda. De pastorcillo a arzobispo de Zaragoza”. Logroño, 1953, Berceo, 8, pp. 571-581 / H. Pizarro Lorente, “El control de la conciencia regia. El confesor real fray Bernardo de Fresneda”, en La corte de Felipe II; Madrid, 1994; Alianza, pp. 149-188.