BENÍTEZ POVEDA, Antonio

BENÍTEZ POVEDA, Antonio

Cuenca, 1878 / Cuenca, 09-09-1934

Veterinario, farmacéutico, periodista, concejal, diputado provincial pero, sobre todo, agitador incesante e inconmovible de la vida conquense, singularmente de aquello que puede englobarse bajo el concepto “cultura”, la personalidad de Antonio Benítez Poveda llena de manera abrumadora un cuarto de siglo de la vida de la capital. Perteneciente a una familia de amplias vinculaciones con el oficio veterinario (su padre lo era, además de ostentar un marcado espíritu liberal), en la década de los años 20 fue uno de los responsables de impulsar la recuperación del Colegio profesional.

Estudió en el Instituto Provincial de Cuenca donde terminó el Bachillerato en 1894, matriculándose a continuación en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en la Universidad Central, donde obtuvo el título de veterinario, al que añadió luego el de licenciado en Farmacia (1905) y otro más, el de Perito Agrícola. Hizo una incursión en el terreno docente, como profesor auxiliar en el Instituto de Cuenca y propietario de la Academia Palafox, pero su principal dedicación fue la de veterinario. En 1908 fue designado director del Laboratorio Químico Municipal creado por el Ayuntamiento de Cuenca. y que él mismo se encargó de equipar, junto con el farmacéutico Juan de Mata Romero Meranchel. Mediante oposición, obtuvo la plaza de bacteriólogo en el Instituto Provincial de Higiene (1930) y desde ese puesto impulso la creación de la Brigada Sanitaria de Cuenca, dotada de modernos útiles sanitarios para la investigación de enfermedades y cuestiones higiénicas. En abril de 1931 fue nombrado Jefe del Servicio Provincial de Veterinaria y participó activamente en la Asamblea Nacional de Veterinarios (1914). Para entonces, desde 1912, ya era miembro de la Real Sociedad Española de Física y Química. Miembro activo del Colegio de Farmacéuticos de Cuenca, lo fue también de la Union Farmacéutica Nacional, participando en las sucesivas asambleas generales de este sector manteniendo de manera firme una actitud favorable a la socialización profesional frente a las tendencias partidarias del ejercicio libre.

Dotado de una encomiable capacidad organizativa, por su iniciativa se formó la Cámara de Comercio e Industria de Cuenca (1914) y la Cámara de la Propiedad Urbana (1927), de las que fue secretario general hasta su muerte, pero su nombre aparece vinculado a todas las iniciativas desarrollas en la ciudad en el primer cuarto del siglo XX. Miembro activo del Círculo Unión Mercantil y de La Constancia, impulsó la construcción del nuevo edificio de esta sociedad; fue vocal de la Sociedad Nacional de Tiro de Cuenca, vocal de la Junta de Primera Enseñanza, miembro de la Junta de Caridad en la parroquia de San Esteban y otros variados grupos sociales, además de apoyar a Giménez de Aguilar en su utópica idea de resucitar la Sociedad Económica de Amigos del País y de ser socio fundador del Ateneo Conquense (1916). Pero aparte las preocupaciones de tipo cultural, fue un activo militante de reivindicaciones sociales, como se puso de manifiesto el 27 de enero de 1919 al ser uno de los organizadores de un famoso mitin colectivo contra la incesante subida del precio de las subsistencias básicas y los abusos de la compañía ferroviaria, pronunciando un apasionado discurso como portavoz de la prensa conquense

Personaje habitual en todos los foros y tertulias propios de la época, encontró en el ejercicio del periodismo una brillante tribuna desde la que impartió conocimientos y opiniones, desde un insobornable espíritu liberal. Tras una etapa de colaboraciones, en la que encontramos su nombre en Juventud (1902), El Liberal (1909), El Mundo (1910), Vida Moderne (1910), Veterinaria nueva (1910), se hizo cargo de la dirección de la segunda etapa de Vida obrera (1918) y en ese mismo año encontró una oportunidad más comprometida al hacerse cargo de la dirección de El Progreso Conquense, tarea que ejerció hasta la desaparición definitiva del semanario en 1920. Simultáneamente dirigió la segunda etapa de Vida Obrera (1918) y participó, especialmente, en Renovación en dos etapas, una en 1918 de marcado carácter político y una segunda, más breve, en 1921, además de colaborar, más adelante, en Cuenca Sanitaria (1925). Pedro de Lorenzo, en su libro Relicario de Cuenca comenta que puso el prólogo a la revista literaria Ideas (1928). Como concejal, su presencia en el Ayuntamiento estuvo marcada por una actitud siempre beligerante en defensa de posiciones atrevidas.

Tuvo también una moderada actividad como escritor, colaborando con artículos en diversas revistas literarias y participando en certámenes y recitales poéticos. Y como farmacéutico en ejercicio cumplió con la costumbre propia de este gremio de mantener activa la rebotica de su establecimiento, la Farmacia Nueva situada en la calle Calderón de la Barca, número 34 (antes la tuvo en La Antigua Farmacia, en Carretería número 23), donde se reunían quienes entonces eran jóvenes aspirantes a ingresar en el noble gremio de la Poesía.

Una personalidad de carácter tan comprometido con su época y ambiente debía sentir necesariamente la conveniencia de participar activamente en la vida comunitaria y por ello orientó sus pasos hacia el Ayuntamiento de Cuenca, en el que ocupó repetidamente un escaño de concejal y donde, como es fácil imaginar, mantuvo posiciones polémicas y controvertidas. Muchas de ellas se orientaron hacia una constante exigencia para que se mejoraran las condiciones higiénicas y sanitarias de la población, entonces en unas condiciones ciertamente lamentables pero otras tuvieron una orientación diferente, como la pertinaz campaña que emprendió contra el sistema de adjudicación de la explotación maderera en los montes públicos del municipio, mediante subastas controladas por los grandes empresarios del sector para repartírselas amigablemente forzando un descenso en los precios, con grave perjuicio para los ingresos en arcas municipales, campañas que orientó de manera directa hacia la figura de los Correcher, como grandes empresarios del sector. En esa actividad municipal vivió algún momento de apuro, como ocurrió en 1920, siendo alcalde Manuel Caballer, al que Benítez Poveda apoyó de manera entusiasta y no siempre con acierto, provocando la irritación popular que se hizo pública en una gran manifestación callejera contra ambos personajes, lo que le llevó a abandonar “con desencanto” de manera momentánea la política local aunque fue solo, como es fácil imaginar, una retirada pasajera.

Aspiró también a un escaño en el Congreso de los Diputados, en junio de 1931, como “republicano unitario”, aunque no fue elegido ya que carente de apoyo de los grandes partidos, apenas si consiguió 3.573 votos en toda la provincia. A continuación renuncio a su independencia y se adscribió al Partido Republicano Liberal.  En un interesante trabajo de investigación, Jacob Martínez López ha encontrado el nombre de Antonio Benítez Poveda solicitando su ingreso en La Logia Ibérica número 7 (1910), aunque parece que nunca llegó a ser un miembro activo de la masonería.

Murió en septiembre de 1934 a causa de un accidente automovilístico, cuando solo tenía 56 años de edad.

Ilustración: Caricatura de Ricardo Pérez Compans en El Día de Cuenca.

Referencias: Ángel Luis López Villaveerde e Isidro Sánchez Sánchez, Historia y evolución de la prensa conquense (181-1939). Cuenca, 1998; Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha / Jabob Martínez López, Diccionario Biográfico de Castilla-La Mancha; Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla-La Mancha (web)