BENEDICTO, Pedro Rubio

PEDRO RUBIO BENEDICTO Y HERRERO

Santa María del Campo Rus, 26-09-1725 / Jaén 27-05-1795

No hay noticias de que llegara a estudiar en el seminario de Cuenca, por lo que posiblemente lo hizo en el de Toledo o quizá en el monasterio de Uclés. Cualquiera que fuese su formación, al terminarla aspiró a un curato parroquial y lo consiguió (sin que se sepa cómo) en la Real Parroquia de Santiago, en Madrid, situada frente al palacio de Oriente, lo que le permitió estar muy cerca de la corte y del rey Carlos III, que pronto conoció de la sabiduría y dotes de oratoria del cura, lo promovió a obispo de Mallorca que, en realidad, tenía jurisdicción sobre todas las islas del archipiélago pues aún no se habían creado las diócesis de Menorca e Ibiza. Llega el 25 de julio de 1778 e inmediatamente comienza a aplicar sus principios sobre la pobreza, emprendiendo la construcción de una Casa para niños expósitos. Además, construyó la pila bautismal de la catedral mallorquina y gestionó importantes donaciones para el convento de capuchinos.

Obispo de Baeza-Jaén, en la práctica apenas si estuvo un par de años, ya que fue nombrado el 9 de febrero de 1793 y desembarcó en Alicante el 8 de marzo. Lorite Cruz alude a “su extraña y en cierto modo eremítica vida al final de sus días” aludiendo, quizá, a su delicado estado de salud que le ocasionó pronto la muerte. Se supone que fue enterrado en el coro catedralicio, pero actualmente su tumba no es posible identificarla entre la gran cantidad de enterramientos que hay en ese lugar.

En un testero desapercibido de una habitación olvidada del palacio episcopal de Jaén (planta baja, ala de la derecha) se halla un arrinconado lienzo del siglo XVIII que nos representa a un anciano obispo, Pedro Rubio y Benedicto. Al pie se puede leer: “Ilmo. Sr. D. Pedro Rubio Benedicto i Herrero, nacido Santa María del Campo, en la diócesis de Cuenca. Hecho obispo de Mallorca en XXX de marzo de MDCCLXXVIII y trasladada a (esta diócesis) el IX de febrero de MDCCXCIII. Fue muy caritativo, amable y amante de la paz y se distinguió mucho por el inagotable celo y vigorosa elocuencia con que anunció la Divina Palabra. Murió en esta noble ciudad a XXVII de mayo de MDCCXCV años”.

Conviene ahora aclarar un punto, porque en algunas biografías que corren por ahí (en Wikipedia, por ejemplo) se hace al obispo nacido en Valdepeñas, dato incierto. Sus padres eran propietarios de una casa en esa localidad manchega y en ella el prelado hizo construir un modesto oratorio en el que se veneraba a San José. Lo dejó en herencia a un sobrino suyo que posteriormente lo amplió y transformó en ermita, que sigue existiendo, pero ello, naturalmente, no quiere decir que naciera en ese lugar.

Referencias: Pablo Jesús Lorite Cruz, “Pedro Rubio y Benedicto Herrero, el obispo olvidado de Baeza Jaén y su retrato episcopal”; Iberian, núm. 2, 2011, pp. 20-27 / Francisco Juan Martinez Rojas, Aproximación a la historia de la iglesia de Jaén. Jaén, 1999, Obispado /