El primero de los plateros de este apellido, hermano de Francisco. Ceán Bermúdez ha establecido el origen de la genealogía de los Becerril hasta su vinculación a Cuenca, según los datos hallados en el Archivo Municipal (legajo 2, de los papeles de nobleza, letra B, núm. 10) cuando en 1522 Alonso y Francisco promovieron un expediente de limpieza de sangre, resultando que ambos «eran hijos de Álvaro Becerril, y nietos de Rodrigo de Potes, vecino que fue de Paredes de Nava y natural del lugar de Potes, tierra de Liébana en las Montañas, donde era noble; que a Álvaro le guardaban este privilegio en Paredes de Nava, de donde salió siendo muchacho; y que se casó en Cuenca con Mari López, de quien tuvo estos dos hijos y otro llamado Juan Becerril, cura que fue de la parroquia de San Miguel de esta ciudad». Lo que no consta por ningún sitio es dónde, cómo y con quién pudieron aprender ambos hermanos el oficio de plateros ”con tanto gusto y conocimiento de la escultura y arquitectura”, como apunta el mismo Ceán. No es disparatado suponer que este aprendizaje lo efectuaron fuera de Cuenca, por más que este periodo de su vida nos resulta completamente desconocido.
Antonio Ponz, en su Viage de España atribuye a Alonso la elaboración de la famosa custodia de la catedral de Cuenca, sin caer en la cuenta del error que él mismo delata al reproducir la leyenda grabada en la obra: ”Labróla Francisco Becerril…”. En realidad, podemos deducir que ambos hermanos empezaron a trabajar juntos e incluso que la custodia comenzó a labrarse en casa de Alonso, puesto que en ella vivía Francisco en 1528, comprándosela el hermano menor al mayor en 1534. Ceán Bermúdez, en su prestigioso Diccionario, sugiere lo más probable: ”La común opinión es que Alonso fue gran profesor, y que comenzó esta custodia, aunque hasta ahora no se ha hallado partida ninguna en el archivo de aquella catedral a su favor sobre esta obra, y sí al de Francisco, bien que las que se encuentran son desde el año de 1546 en adelante, y entonces pudo haber fallecido Alonso”.
Las investigaciones modernas parecen reducir el papel de Alonso a un nivel más discreto, el de marcador, que ejerció en Alcaraz, Villarejo de Fuentes, Gascueña o Castejón, además de Cuenca, lo que puede indicar que en realidad no llegó a tener la categoría de platero, como artista creador de formas, lo que avala el hecho de que no se conozca ninguna obra que se le pueda atribuir de manera clara.
Referencias: Juan Agustín Ceán Bermúdez, Dicicionario histórico de los más ilustres profesores de las bellas artes en España; Madrid, 1800, I, pp. 116-119 / Antonio Ponz, Viage de España. Madrid, 1787, tomo III / Julián Zarco Cuevas, Relaciones de pueblos del Obispado de Cuenca. Cuenca, 1927. Imprenta del Seminario, II, p. 260.