ARENAS, Hernando de

Cuenca, c. 1517 / Cuenca, c. 1580

Rejero. Seguidor de la obra del gran Sancho Muñoz, precursor de la rejería conquense (aunque no pudo ser discípulo directo suyo, ya que éste murió en 1520), Hernando de Arenas es el auténtico renovador de un arte singular que en sus manos se transforma en delicada y sutil filigrana, a partir de las estructuras góticas vigentes aún en el tiempo en que empieza a trabajar, para desarrollarlas de acuerdo con las nuevas tendencias que marca el Renacimiento. La primera genial demostración de su maestría (que, como es lógico suponer, debió ir precedida de otras obras menores cuya evolución no es bien conocida) es la reja de la Capilla Mayor de la catedral de Cuenca, forjada por encargo del obispo Diego Ramírez (1557‑1558) y sobre la que Camón Aznar ha escrito que «es muy representativa de la belleza de nuestra ferrería renaciente. Pocas veces sentimos la impresión de cierre forestal, de encumbrado anhelo, de apoteosis de los motivos de la crestería, como ante esta verja. Todavía con barrotes torsos, con frisos calados de figuras y con un remate arborizado de copas, figuras de ángeles y santos, todo ello coronado por la Crucifixión. Sobre un friso de figuras afrontadas hay un remate de selvática complicación. Angeles, florones, jarros, hacheros, tallos en las más gentiles curvaturas, exaltan la figura del Calvario. Forma todo ello un conjunto de la más alada transparencia y espiritualidad».

Probablemente, en la formación de Arenas debió influir la presencia inmediata de Esteban Jamete, que por esa época trabajaba en la catedral. Por encargo del mismo obispo Ramírez hizo la reja del coro de la catedral conquense (1557), dorada, con hojas de acanto en el nudo de los balaustres, dividiéndola con pilastras en cinco cuerpos, con flameros, dragones, pájaros, etc. La reja que cierra la capilla de la Asunción (1560) ofrece una estructura de columnas, de fuste redondeado y tenantes, rematadas por la imagen de la Virgen en el acto de subir a los cielos y con el escudo del deán Barreda, que financió la obra. También llevan la firma de Arenas el pie del facistol del coro, la reja de la capilla de San Martín, en chapa repujada, con cariátides, y la de la capilla del arcipreste Barba, con el escudo de este canónigo conquense. Trabajó igualmente para la catedral de Sigüenza y la colegiata de Belmonte y también hay obras menores en otros edificios religiosos de distintos lugares. Según María Luz Rokiski, además de los ya citados, realizó las rejas de la Capilla Honda además de la desaparecida de la Sacristía.

En la colegiata de Belmonte son obra de Arenas la reja de la capilla de la Anunciación y la que cierra la capilla del racionero Jerónimo Guedeja. En Sigüenza, la reja de la capilla de las Reliquias y las rejas y celosías de hierro del palacio del conde de Priego. En conjunto, la obra de Hernando de Arenas está documentada hasta 1581.

Fotografía: Reja de la capilla de la Asunción, en la catedral de Cuenca, obra de Hernando de Arenas.

Referenciasa: E. Orduña y Viquera, Rejeros españoles. Madrid, 1915; Real Academia de Bellas Artes de San Fernando / María Luz Rokiski Lázaro, “Hernando de Arenas y sus rejas de la catedral de Cuenca”, Madrid, 1957; Archivo Español de Arte. Núm. XXX, pp. 287-293 / Idem, “Dos rejas de Hernando de Arenas”, Cuenca, 1982; Revista Cuenca, núm. 19-20, pp. 85-96.