ANA DE SAN AGUSTÍN

Valladolid 11-12-1555 / Villanueva de la Jara 05-12-1624

Ana Pedruja Robledo y Pérez de Argüello mostró desde niña una clara tendencia hacia la religiosidad, estando siempre en contacto con religiosos. A los once años sintió la presencia expresa del Niño Jesús, que se le apareció en su jardín pidiéndole flores. Con esos antecedentes decidió entrar en religión, en el convento carmelita de Malagón, donde tomó el hábito y el nombre con que se la conoce. Allí entró en contacto, en 1578, con Teresa de Jesús, que la eligió para que la acompañase a fundar el convento de Villanueva de la Jara, del que fue primera abadesa, pasando luego al de Valera de Abajo en 1600 para llevar a cabo la fundación de un nuevo convento en el que permaneció hasta que la orden decidió su cierre, en 1617, volviendo a Villanueva. Cincuenta años después de su muerte, en 1776, recibió el título de Venerable por parte del papa Pío VI, ratificando así el sentimiento popular, muy extendido, de que había destacado en vida por sus bondades, amor al prójimo y milagros que se le atribuían.

En la Biblioteca Nacional se conserva un manuscrito que recoge su Vida, dictada por ella misma y firmada en 1606. En realidad, son dos relaciones sobre la vida de la Madre Ana de San Agustín: la ya citada con certificado de autenticidad de Antonia de Jesús y otra de 1609, recogiendo varios testimonios de monjas y seglares, y una carta de Fray Alonso de Jesús María, General de la Orden del Carmen, a la Madre Ana de San Agustín, ordenando que escriba su biografía.

Fotografía: Tumba de la madre Ana de San Agustín, en el convento carmelita de Villanueva de la Jara.

Referencias: Alonso de San Jerónimo, Vida, virtudes y milagros de la madre Ana de San Agustín, carmelita descalza. Madrid 1668, Francisco Nieto, 168 pp. / Luz González Rubio, Mujeres en el callejero de Cuenca. Toledo, 2023; Almud.