N. Cuenca, primer tercio del siglo XVI
Secretario y hombre de confianza del duque de Alba desde 1565, su biografía va ligada a los avatares de éste en las cortes y campos de Europa, por lo que acumuló un evidente poder indirecto con la consecuencia inmediata de contar con el favor de algunos amigos y la enemistad de numerosos personajes que, a la caída del duque, buscaron el mejor modo de satisfacer también venganza en su favorito. Había comenzado su actividad como mozo de cámara pero sus dotes personales e inteligencia le hicieron ascender grados hasta obtener la confianza total del duque, al que acompañó a la aventura de Flandes, donde actuó con plenos poderes en la administración y la hacienda del territorio. La gestión se desarrolló en medio de considerables conflictos de todo tipo, alguno de tintes violentos (el apuñalamiento de Jerónimo de Curiel), que se agravaron a medida que se iba acrecentando el conflicto entre las tropas españolas de ocupación y el bando flamenco rebelde, con Albornoz presente siempre. La caída en desgracia de Alba le arrastró de inmediato, teniendo que regresar a España, donde se temía algunas dificultades. En 1574 fue detenido en Madrid acusado de corrupción, abriéndose una investigación de la que fue declarado inocente pero que le aconsejó abandonar la corte y buscar un lugar más retirado, siempre a la sombra del duque de Alba.
Referencias: José Eloy Hortal Muñoz, Diccionario Biográfico Español; Real Academia de la Historia.