López Saiz, Santiago

/ M. Cuenca, 28-04-1903

Periodista conquense del que se desconocen sus datos biográficos, salvo que fue funcionario de la Diputación Provincial donde costa que en noviembre de 1884, fue ascendido a oficial 3º para cubrir la vacante de Carlos Izquierdo Cano, que había fallecido en el mes de mayo Fundador de «El Progreso», que «tantos disgustos le acarreó» (Eusebio Chust, en Heraldo 04‑02‑1935), que pudo mantener activo de 1185 a 1892, fecha esta última en que cambió el título por el de El Progreso Conquense, que con alternativas se pudo mantener hasta 1921 siguiendo una línea cada vez más acusada de republicanismo. También fue director del semanario Cuenca festivo, También fue director del semanario Cuenca festivo, probablemente la primera revista ilustrada publicada en Cuenca.

Su aportación más estable y duradera fue el muy utilizado en su época El consultor conquense (Cuenca, 1894) que ofrece a la curiosidad del lector un enorme acopio de datos de todo tipo (social, económico, industrial) del estado de la provincia (muy especialmente de la capital) en el tramo final del siglo XIX. Editó la obra por fascículos, pensando que así sería más fácil su obtención por un público inculto y no muy propicio a la compra de libros, pero en ese propósito llevó la penitencia, pues la edición fue un fracaso y tuvo que recurrir a la ayuda de la Diputación para poder terminar de pagarla; de paso, se trata de un libro difícil de encontrar, pues fueron muy pocos los lectores que tuvieron la paciencia de guardar los fascículos para encuadernar. Entre los méritos valiosos de la obra se encuentra el hecho de haber recogido y publicado el repertorio geográfico de Fermín Caballero, que no llegó a ser publicado en vida del autor y cuyo original se ha perdido, por lo que la única vía para conocer su contenido es, precisamente, esta edición de Santiago López. Antes, había publicado un apasionado y por tanto poco objetivo relato de los sucesos vividos por él mismo en Cuenca durante la invasión carlista y que cuenta con un sentido dramático del relato, sin ahorrar ningún improperio hacia los asaltantes. El libro, titulado Los sucesos de Cuenca ocurrido en 1874 (Cuenca, 1878), es un testimonio valioso de lo que sucedió en Cuenca en aquellos terribles días.

En la revista Madrid Cómico, que dirigía Sinesio Delgado, se publica una caricatura de Cilla acompañada de un verso ripiado: “Parece, aunque joven, persona de peso; / trabaja de firme, y es probo y activo; / y siempre en la brecha, dirige El Progreso / y el Cuenca festivo” (7 de julio de 1888).

Tras su muerte, se abrió una etapa de silencio y olvido, del que salió cuando, con ocasión de la muerte de Emilio Sánchez Vera en 1921, el semanario El Liberal traía a la palestra el nombre de Santiago López y recordaba “la obligación que tenemos todos de reparar un olvido que ya va siendo imperdonable. Nos referimos al deber en que estamos de honrar, también de modo público y solemne, la memoria de un hijo de Cuenca, que empleó todas las energías de su vida y el fruto de su lozano ingenio en beneficio de Cuenca, y de su mejor servicio” y de esta forma volvía a la palestra Santiago López, con el estrambote sorprendente que el Ayuntamiento de Cuenca, por lo general indiferente ante este tipo de situaciones, aceptó el envite y puso su nombre a una calle, situada en la parte alta de Los Moralejos, de donde fue suprimida tras la guerra civil, para ser definitivamente recuperada con la democracia, en la zona de la calle Cañete.