PEDRO LÓPEZ DE LERENA Y DE CUENCA

Valdemoro, Madrid, 03-05-1734 / Madrid, 02-01-1792

Economista y hacendista, ministro de la corona. Nació en el seno de una humilde familia, cuya madre, Andrea, procedía de Cuenca. Era el menor de cinco hermanos y pronto empezó a trabajar como mozo de paja y cebada en un mesón. Desde allí emprendió otros oficios y realizando uno de ellos hizo parada en Cuenca, donde entró al servicio de un mercader, y tras fallecer éste, contrajo matrimonio con su viuda, Juliana, 16 años mayor que él, haciéndose cargo del negocio familiar. La fortuna llamó a su puerta cuando José Moñino, conde de Floridablanca, llegó a Cuenca como corregidor especial durante los disturbios que agitaron la vida de la ciudad en 1766, quien contrató los servicios del diligente joven para que actuara como su amanuense y secretario, con el positivo resultado de que el conde quedó tan satisfecho que se hizo su protector, encomendándole una serie de servicios cada vez más destacados. El primero fue el de contador de Rentas Reales en Cuenca, de donde fue promovido a comisario de guerra (1778), comisario ordenador y ministro principal de Hacienda y Guerra en la expedición a Menorca y ayudante del duque de Crillón en el sitio de Gibraltar (1781-1782). Nombrado intendente del ejército en Andalucía (1782) ascendió a consejero de Estado (1783) y seguidamente el conde de Floridablanca lo ascendió a Secretario de Estado y del Despacho de Hacienda, doble responsabilidad en la que intentó reducir los trámites burocráticos, siempre excesivos en la administración española.

Abrumado por el intenso trabajo que había caído sobre y con una salud cada vez más delicada, los últimos años de su vida estuvieron marcados entre la acumulación de honores recibidos (entre ellos el hábito de Santiago) y la sucesión de episodios que le obligaron a estar retirado durante largos periodos hasta que un proceso epiléptico agravó la situación hasta morir. Por sus servicios al país fue distinguido con el título de conde de Lerena.

La obra de López de Lerena merece un estudio más profundo y detallado del que aquí se puede ofrecer, porque en ella se resume la intención de un auténtico reformista por introducir mecanismos de modernidad en la administración española. En ese sentido, su “Memoria sobre la naturaleza de las rentas públicas de España”, entregada por él mismo al rey Carlos IV en noviembre de 1790, constituye un luminoso resumen de sus intenciones en especial la de intentar reformar el sistema tributario introduciendo mecanismos llamados a mejorar la situación económica de los más desfavorecidos.

Hay un episodio en la vida y la obra de López de Lerena, vinculado con Cuenca, que es conveniente destacar de un modo especial. Desempeñaba en la provincia el cargo de Contador general de Propios y Arbitrios (antecedente de un delegado de Hacienda) cuando en 1775 los médicos le diagnosticaron una grave enfermedad para la que, en principio, no le ofrecieron otro remedio que sugerirle tomar las aguas de Solán de Cabras. Siguió el consejo con tan buen resultado que recuperó la salud y, de paso, como hombre emprendedor, concibió la idea de mejorar la muy precaria instalación entonces existente, de manera que inició la construcción de unos baños y junto a ellos una hospedería. Fue diligente en la empresa, de forma que en 1777 la instalación ya estaba dispuesta. Convencido de que el manantial podía ofrecer grandes posibilidades de riqueza para toda la comarca, ordenó recoger muestras de agua de toda la Serranía, que envió a analizar al Real Jardín Botánico, con resultado muy positivo para todas ellas pero sobre todo para las del Solán de Cabras. Designado ministro de Hacienda por Carlos III, López de Lerena recomendó y consiguió la declaración de Real Sitio.

Ilustración: Retrato de Pedro López de Lerena, obra de Mariano Salvador Maella. Museo del Prado, Madrid.

Referencias: Gaspar Melchor de Jovellanos, “Apuntes biográficos y anécdotas. Biografía de Lerena”. Diarios de Jovellanos. Madrid, 1979, Editora Nacional / Didier Ozanam, Diccionario Biográfico Español, Real Academia de la Historia.