LÓPEZ‑PACHECO, Diego Roque

DIEGO ROQUE LÓPEZ-PACHECO CABRERA Y BOBADILLA

Belmonte 16-08-1599 / Pamplona 27-02-1653

     Séptimo marqués de Villena. Hijo de Juan Fernández Pacheco, heredó de su padre este título y además los de duque de Escalona y conde de Xiquena y señor de Belmonte y de otras villas dependientes de ésta, títulos que heredó al morir sin descendencia su hermano mayor, además de ser Grande de España y uno de los más poderosos miembros de la nobleza española. . Por matrimonio con su prima Bernarda de Cabrera y Bobadilla, accedió también al título de marqués de Moya, que desde este momento queda incorporado a esta familia; muerta su esposa, contrajo nuevas nupcias con la hija del duque de Béjar, Juana María Zúñiga Sotomayor. Estudiante en Salamanca, estaba predestinado a la vida intelectual, pero pronto demostró una inevitable afición por las armas, lo que finalmente le llevó a cambiar sus intenciones. El 6 de enero de 1635 consiguió permiso del rey Felipe IV para constituir a su propia costa un regimiento de infantería.

     En 1638 fue encargado del virreinato de México a donde llegó el 24 de junio de 1640, haciendo su entrada en la capital del territorio el 28 de agosto. Hizo el viaje en compañía de Juan Palafox, nombrado obispo de Puebla de los Angeles y llamado a ser su enemigo. La gestión del virrey fue breve, pero dinámica, desde el punto de vista administrativo: introdujo el papel sellado, envió grandes cantidades de dinero a la necesitada metrópoli y convirtió en juros los capitales inmovilizados de cofradías y comunidades, además de organizar una expedición de jesuitas, con Luis Cetin de Canas al frente, para colonizar California y fomentó la construcción de la catedral de México, lo que no le impidió tener duros enfrentamientos con el obispo Juan de Palafox, situación que se agravó al estallar la rebelión de Portugal y el prelado le acusó de connivencia, alimentando las sospechas el prelado con el pretexto de que el virrey, era de ascendencia lusa por parte de madre y tenía algún parentesco con el duque de Braganza. La tolerancia de López‑Pacheco hacia los portugueses residentes en México fue interpretada como complicidad con el enemigo y la Inquisición, siempre ávida de encontrar culpables de cualquier cosa, utilizó al obispo Palafox, que se proclamó a sí mismo virrey, detuvo al titular, embargó sus bienes y los liquidó en pública subasta, enviando a la víctima con cadenas a España (30 de junio de 1642) para recibir aquí la justa reivindicación que realmente merecía. Felipe IV revocó las decisiones de Palafox y restauró al marqués de Villena en el virreinato, pero éste ya no quiso volver a ocupar su puesto en América. Permaneció varios años en España y en 1649 fue nombrado virrey de Navarra y en 1651 capitán general de Castilla La Nueva, pero para entonces ya tenía la salud muy quebrantada, muriendo en Pamplona. Fue enterrado en el monasterio de El Parral. En su testamento fueron establecidos legados para la colegiata de Belmonte, el convento de dominicos de Carboneras de Guadazaón y el de agustinas de Castillo de Garcimuñoz.

Durante el ejercicio de su señorío sobre el marquesado de Moya tuvo lugar, en 1639, la primera subida de la virgen de Tejeda desde Garaballa a Moya. Cuentan las crónicas, a caballo entre la historia y la leyenda, que como consecuencia de una espantosa sequía, el Concejo y el pueblo de Moya, en nombre de todo el marquesado, pidieron que se hiciera el traslado de una imagen considerada milagrosa. Los monjes del monasterio tras estudiar la situación accedieron a la demanda y así se puso en marcha la primera romería que, desde entonces, se celebra cada siete años.

Ilustración: Retrato del virrey Diego Roque López-Pacheco. Museo Nacional de Historia. Castillo de Chapultepec. México.

Referencias: José María Álvarez Martínez del Peral, “Conquenses Ilustres”. El Día de Cuenca, 21-07-1928 / Juan Bosco Amores Carredano, Diccionario Biográfico Español. Real Academia de la Historia /. Hanke y C. Rodríguez, Los virreyes españoles en América durante el gobierno de la casa de Austria. Madrid, 1977, vol. IV, pp.25-35 /