LILLO, José María

JOSÉ MARÍA LILLO PÉREZ

Cuenca, 23‑11‑1956

Pintor, uno de los más destacados y reconocidos de las últimas generaciones. Comenzó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos (Valencia, 1976) que continuó en Madrid, donde se licenció por la Facultad de Bellas Artes de San Fernando, (1980), para luego obtener el doctorado en 1990, en Salamanca, ciudad en la que inició su actividad docente, en la facultad de Bellas Artes de San Marcos. Se trasladó a Cuenca como profesor de la Escuela de Magisterio (1986) para incorporarse desde sus inicios (1987) a la facultad de Bellas Artes de Cuenca, donde en noviembre de 1999 obtuvo la cátedra de Pintura, convirtiéndose así en el primer catedrático del campus universitario de Cuenca.

A partir de 1974 participa en varias exposiciones colectivas (Cuenca, Segovia, Almagro, Madrid, Santander, Sevilla), una etapa inicial marcada por la directa influencia de Fernando Zóbel en lo que podría calificarse como expresionismo abstracto. En 1980 expone por primera vez de forma individual en la Galeria Egam, de Madrid, a la que vuelve en 1983, 1986 y 1990, pasando entre esas citas por Santander (1982), la Galería Jamete de Cuenca (1982) y continuando luego por Salamanca y Avilés (1986), volviendo a Cuenca, en la Galería Granero (1987) y Sala Alta (1989) además de haber sido seleccionado para formar parte de la exposición colectiva itinerante «Otra pintura de Castilla‑La Mancha». Nuevamente en la Egam (1990) volvió a exponer en Cuenca en la Sala Carmelitas (1993).

Obtuvo el premio de Acuarela y Dibujo del Ayuntamiento de Cuenca (1976), una beca de la facultad de Bellas Artes de Madrid (1979), una beca de Ayuda a Artistas J´`ovenes del ministerio de Cultura (1982), el premio Ciudad de Daimiel y la Pámpana de Plata en el Certamen de Valdepeñas (1983), Chinchilla (1985 y el Daniel Vázquez Díaz de Huelva (1985). Con su obra «El pozo de los deseos» ganó en 1987 uno de los terceros galardones en los I Premios Castilla‑la Mancha de Artes Plásticas, dotado con 250.000 pesetas. En 1988 consiguió un accésit (dotado con 500.000 pesetas) en los II premios de la Región con su obra «Brutal secreto». Ese mismo año fue nombrado decano de la Facultad de Bellas Artes, cargo que apenas si pudo desempeñar tres meses, ante la oposición promovida por los alumnos, disconformes con el cese del anterior decano.

A mediados de los 90 cambia su estilo, pasando de la abstracción al figurativismo, proceso del que ofreció una excelente muestra en julio de 1993, mediante una exposición situada en la Galería Egam de Madrid, sobre la que Fernando Huici escribió que estos cuadros “nos traen de nuevo el espejeante fluir de la luz en los rincones del Júcar, más también meditaciones sobre otros muchos paisajes del entorno conquense, del perfil de la ciudad a la deslumbrante muralla del frontón de los Descalzos”, en las que el comentarista advierte del notable juego formal que se aprecia en las obras de Lillo, adaptando las medidas del cuadro a la finalidad pretendida, de manera que “unas veces el formato del cuadro se hace extraordinariamente apaisado, en la tradición de las vistas panorámicas, sumergiéndonos en una continuidad de lectura que, como la propia estructura del motivo paisajístico, sugiere esa temporalidad secuencial propia de la aproximación a la naturaleza que hace la pintura extremo-oriental. Y, a su vez, ante el paso que se abre a una garganta del río, el recurso se invierte ahora hacia un formato radicalmente vertical, como una puerta que se desdobla en el espejo del agua, acentuando la profundidad abismal de la mirada con su misma angostura”.. Ese mismo año volvió a exponer en Cuenca, en la Sala Carmelitas.

Carlos de la Rica, tras mencionar esta evolución, comenta: «Sorprendentemente, toda la mitología paisajística conquense brilla con luz inusitada, en un alarde de realismo, donde cada trozo es un cuarzo precioso, piedra divina de fluorescencia. La luz y el espacio en un diálogo trascendente de imágenes, roca, caserío y aguas”. Apoyándose de manera eficaz en un indudable dominio del dibujo y el color, presta atención especial al paisaje, con destacada prioridad hacia los escenarios naturales, aunque sin desdeñar los urbanos. El principal resultado de esa investigación y cambio de tendencia es la exposición ofrecida en 2004 en CCM, en Cuenca.

La piedra en el agua, obra de José María Lillo (1992)

A primeros de 2010 presentó en la Fundación Antonio Pérez una gran exposición en la que muestra los distintos caminos explorados por el artista durante los últimos cinco años (la anterior exposición en Cuenca tuvo lugar en 2004). Bajo el título De márgenes y panoramas se ofrece casi un centenar de obras, muchas en gran formato, como es habitual en Lillo. Su última comparecencia pública en Cuenca fue en la Fundación Antonio Pérez, en octubre de 2021, con una extraordinaria muestra de elementos naturales, especialmente árboles y setas, que al año siguiente presentó en el Jardín Botánico de Madrid.

Tiene obra en el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca y es autor de un libro,  Mis dibujos de Cuenca (Cuenca, 1989), en el que ofrece una excelente colección de imágenes del casco antiguo de la ciudad.  En 1999 ejecutó el cartel anunciador de la Semana de Música Religiosa y al año siguiente hizo el de Semana Santa de Cuenca.

Referencias: Javier Barón, “José Mª Lillo, entre el paisaje y la ciudad”, La Nueva España, 14-05-1988 / Juan Manuel Bonet, “Un lírico entre conceptos”, Guía de Madrid, 1989 / Dimas Cuevas, “Vivir la pintura”, La Tribuna, 30-08-1985 / José Ramon Danvila, “Siempre la naturaleza”, Guía del ocio, 09-10-1989 / Javier García Bresó, “José María Lillo: vida, agua o camino”; Añil, núm. 10; verano 1996, pp. 40-41 / Fernando Huici, “Un deseo de gesto y color”, El País, 19-03-1983 / Fernando Huici, “Lillo en la ciudad blanca”, El País, 28-03-1986, p. 10 / Fernando Huici, “En el alma del paisaje”. El País, 05-07-1993 / Miguel Logroño, “Al borde de la nada”, Diario 16, 24-04-1981, p. 32 / José Luis Muñoz, “Árboles y setas en la visión de José María Lillo”. La Tribuna de Cuenca, 21-10-2021 / Carlos de la Rica, El Día de Cuenca, 05‑01‑1996.