SANTIAGO GRISOLÍA GARCÍA
Valencia, 06-01-1923 / Valencia, 04-08-2022
Destacado científico español, vinculado desde la niñez con la ciudad de Cuenca, de la que recibió el título de Hijo Adoptivo y en la que un instituto lleva su nombre. Llegó a la ciudad cuando era un niño (1932), con su familia, siguiendo al padre, que había sido nombrado director del Banco Español de Crédito. Ocuparon una vivienda en la calle Calderón de la Barca y comenzó a estudiar en el Instituto de Bachillerato situado entonces en el Puente de la Trinidad. También estudió en la academia privada de Emilio Melero al que en un artículo publicado en ABC en 1987 calificaba como «extraordinario profesor de Matemáticas» y en el que también mencionaba al sacerdote Jesús Ayllón, quien le descubrió los secretos de la Catedral y la figura del Cardenal Gil de Albornoz o las doctas clases de Física y Química que recibió del catedrático de esta especialidad, Miguel González. Fue también otro médico conquense, Antonio Cuerda, el que le orientó hacia la carrera que habría de marcar toda su vida y que comenzó a ejercer, como aprendiz, en los años violentos de la guerra civil, al incorporarse como ayudante del médico Cuerda al hospital de guerra montado en la Escuela Normal y luego al Hospital de Santiago, donde fue adquiriendo unos conocimientos prácticos que le introdujeron de manera definitiva en el ámbito de la salud. Como él mismo recordó después, con cierta gracia, “en estos años vi y traté más enfermos y heridos que luego, cuando fui médico”.
Estudió Medicina en la Universidad de Valencia, en la que obtuvo la licenciatura (1944) y más tarde, en la de Madrid, el doctorado (1949). Tras unos años de trabajo en España, emprendió abiertamente la línea de investigación que le llevaría pronto a los Laboratorios McIlvain y la Universidad de Kansas Medical Center (1954-1962), en la que fue director del departamento de Bioquímica (1962-1973) y profesor distinguido (1973-1996). Colaboró también con las universidades de Chicago y Wisconsin, en las que llevó a cabo descubrimientos clásicos en el ciclo de la urea; paralelamente continuó los estudios de fijación del anhídrido carbónico hasta llegar a la demostración de que la citrulina es, en realidad, un intermediario de la síntesis de la urea. Para entonces ya había vuelto a reanudar sus relaciones con España, a través del Instituto de Investigaciones Citológicas de Valencia, del que fue nombrado director (1976-1992). Desde 1996 es vicepresidente del patronato de la Fundación Valenciana de Investigaciones Biomédicas. Especializado en el estudio del metabolismo del nitrógeno, la síntesis de la urea, el metabolismo de las pirimidinas, la conformación y estabilidad de las enzimas, el efecto del ammonio en el sistema nervioso central y el metabolismo de los fosfogliceratos, estas líneas de investigación le llevaron a entrar en profundidad en el estudio del genoma humano, siendo desde 1988 presidente del comité de coordinación científica de la Unesco para este proyecto. Presidente del Consejo Valenciano de Cultura desde 1996 gozó igualmente de otras distinciones y representaciones. En 1990 obtuvo el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica (compartido con el doctor hondureño Salvador Moncada). En el acta de concesión del premio se destacan sus trabajos “en bioquímica, especialmente en la enzimología del metabolismo del nitrógeno, relacionado con el ciclo de la urea y la degradación de las pirimidinas”. Es doctor honoris causa por las universidades de Salamanca, Barcelona, Valencia, Madrid, León, País Vasco, Siena, Florencia, Kansas, Las Palmas de Gran Canaria, Politécnica de Valencia.
Santiago Grisolía mantuvo siempre con Cuenca una relación amistosa y cordial, que se reflejó en continuas visitas a la ciudad. Hijo adoptivo de Cuenca, su nombre fue impuesto al instituto de Educación Secundaria y Bachillerato construido en la avenida del Mediterráneo. Desde entonces ha visitado la ciudad en diversas ocasiones para pronunciar conferencias o participar en actos científicos. Por ejemplo, a primeros de marzo de 1993, para participar en las IV Jornadas médicas hispano-argentinas, celebradas en la sede de la UIMP; el 23 de febrero de 1995 presidió en la Escuela de Enfermería la clausura de un curso sobre “Cuidados paliativos en oncología” con una conferencia sobre “El proyecto genoma humano”.
El 24-04-2003 recibió el título de doctor honoris causa por la Facultad de Humanidades de Cuenca. El 08-05-2004 recibió la medalla de honor del Patronato Gil de Albornoz, de Cuenca. El 13-05-2014 el rey Juan Carlos le otorgó el título de marqués de Grisolía, como reconocimiento a “la prolongada y encomiable labor investigadora y donce de don Santiago Grisolía y su contribución al conocimiento científico”. El 10-12-2004 se le entregó la medalla de oro del IES que lleva su nombre. El 03-09-2005 recibió el título de Quijote 2005 dentro de las celebraciones del IV Centenario. El 4 de julio de 2007 recibió un homenaje del vicerrectorado del Campus de Cuenca por su constante colaboración durante los últimos veinte años en los cursos de verano celebrados en la ciudad.
Es autor de casi 400 publicaciones científicas, ocho libros y más de cien artículos de divulgación general. Forma parte de los consejos asesores de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Valencia y de los Museos de la Ciencia de Cuenca y Valencia, además de estar en posesión de múltiples reconocimientos internacionales incluyendo los doctorados honoris causa por las universidades de Florencia y Siena. El 16-01-2013 firmó el acta de cesión de todo su legado científico a la ciudad de Valencia, para quedar depositado en el Museo de las Ciencias de la capital levantina.