Canfranc, Huesca, 1937
Considerado como una de las figuras más importantes del realismo español de la segunda mitad del siglo XX, creció y vivió en un ambiente impregnado por el arte, ya que tanto su abuelo, Grau Miró como sus padres, Emilio Grau Sala y Ángeles Santos fueron artistas destacados. Vino a Cuenca por primera vez en 1956, adquirió una casa en la calle de San Pedro y mantuvo durante más de veinte años una profunda relación con la ciudad, que se fue diluyendo a partir de 1985, para romperse de manera definitiva en el año 2012, aunque Grau siempre vuelve a Cuenca.
Vivió en su tierra natal durante los primeros doce años de vida. Luego, desde 1942 reside con su madre (el matrimonio se había separado) en Barcelona, donde comienza estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Jorge. En 1949 ambos viajan a París, donde se produce el primer contacto profundo del joven con los cenáculos de la pintura más creativa, tendencia que ampliará a partir de 1954, en Barcelona, al terminar los estudios de Bachillerato y comenzar los de Filosofía y Letras, a la vez que entra en contacto con los círculos artísticos de la ciudad. En 1955 gana el primer premio de la VI Exposición de Arte Universitario de Barcelona y ese mismo verano realizar una serie completa de dibujos en las tierras de Lupiñén (Huesca). Es, de paso, su despedida de la Universidad, porque deja los estudios para dedicarse íntegramente a la pintura.
Comienza a exponer (la primera, en la Sala Libros, de Zaragoza, en 1957), gana premios (Barcelona, Alicante, Madrid) antes de cumplir los 25 años, hace su segunda exposición en la Galería Syra, de Barcelona (1959) para poco después trasladarse. a Madrid desde donde viaja en varias ocasiones a París para visitar a su padre y donde conoce de primera mano el hacer pictórico de los impresionistas y postimpresionistas, corrientes artísticas que influirán decisivamente tanto en su técnica como en su estilo pictórico, respecto al cual cabría hablar de una figuración expresionista de pincelada que a veces roza la abstracción. Participa en la Exposición Nacional de Bellas Artes (1960) y ese mismo año obtiene el 3º premio del concurso de la Diputación de Alicante. Recibe la medalla Fortuny en Reus (1962) y gana el premio del concurso de carteles de la Semana Santa de Cuenca (1964). A partir de esos momentos se suceden las exposiciones, que han llevado su obra no sólo por casi toda España sino a países como Francia, Estados Unidos, China o Japón a la vez que va acumulando premios en concursos tanto de pintura como de carteles, técnica que cada vez le interesa más. También ha trabajado con éxito la obra gráfica y la ilustración literaria a partir de sus colaboraciones en el periódico Tele Express (1965) hasta vincularse de manera cotidiana como ilustrador en el diario ABC en el que ha desarrollado una fructífera labor) y aunque su trabajo como paisajista es especialmente valorado, también está considerado como uno de los retratistas más importantes del panorama nacional actual.
De manera especial hay que señalar la vinculación de Grau Santos con el paisaje, que es su motivo preferido y que es el elemento que le permite profundizar en la reflexión de la obra de arte. Calificado como “un pianista de los colores y un dibujante de indecibles caligrafías” por Francisco Umbral, Grau Santos es autor de una obra inmensa, vinculada siempre al color y el dibujo, que ha ido evolucionando de forma muy creativa a lo largo de los años. En 1978 se instala de manera definitiva en Madrid y desde aquí desarrolla una actividad incesante que le determinan como uno de los artistas más fecundos de su época, con una impresionante relación de exposiciones en todo el mundo.
El 1 de octubre de 1993 se inauguró en el pabellón de la Fundación Mapfre Vida, del Parque de los Descubrimientos de Sevilla, una exposición antológica de su obra, formada por medio centenar de cuadros. El comisario de la exposición, Pablo Jiménez Burillo, considera que la obra de Grau manifiesta una concepción inédita del paisajismo en España, condicionado por su relación con las vanguardias de la primera mitad del siglo. Por su parte, Grau señaló que en su juventud se sintió interesado por Paul Klee y Piet Mondrian, pero cada pintor debe realizar su camino personal de búsqueda de lo pictórico. Así, tras unos comienzos que pueden considerarse post‑impresionistas, ha llegado a la ligereza de la pincelada y la mezcla con el dibujo que es apreciable en su último trabajo. Desde 2004 está vinculado con la Galería Beatriz Bálgoma, de Madrid, en la que expone de manera permanente y con la que participa en ferias de prestigio nacional e internacional. Una faceta muy interesante de la obra de Grau Santos es la de ilustrador de textos literarios, con una bibliografía amplia y muy valiosa.
Larga e intensa ha sido la relación de Grau Santos con Cuenca, y no solo porque la ciudad y su entorno han sido reiteradamente llevados al lienzo del artista, sino por su residencia estable en ella. Durante casi 50 años tuvo casa en Cuenca, en distintas ubicaciones urbanas, desde la calle de San Pedro hasta la plaza de Mangana, relación que solo se rompió físicamente en 2012, a lo que se une la presencia reiterada de su obra en exposiciones en salas locales, además de prestarse a colaborar en cuantas iniciativas se le han sugerido, carteles, revistas, ediciones, etc. Asimismo el paisaje conquense ha estado reiteradamente presente en sus cuadros, ha expuesto en varias ocasiones en nuestras salas y siempre ha prestado su colaboración a cuantos proyectos – carteles, revistas, ediciones, muestras – se le han ofertado desde nuestra provincia. De hecho, y resumiendo este medio siglo de actividad, se puede afirmar que Grau Santos es el artista que más veces ha pintado Cuenca y no solo en cuadros directos, sino utilizando las calles y el paisaje de la ciudad para ilustrar otro tipo de obras.
En Cuenca presentó su primera exposición en 1981 en la Casa de Cultura, perno o volvió a hacerlo hasta que el 10 de octubre de 1997 presentó una magnífica muestra de su obra reciente que sirvió para inaugurar la nueva galería La Escalera. Ese mismo año recibió el encargo de elaborar el cartel de la Semana Santa de Cuenca. Volvió a hacer acto de presencia en Cuenca con una gran exposición antológica, que incluía obras de su propia colección personal de diversos años, en la Sala Carmelitas de la Diputación provincial, en el mes de junio de 1999. Sus últimas presencias expositivas en la ciudad capital fueron los 52 óleos de tamaño medio que se expusieron entre finales de 2010 en la Fundación Antonio Pérez que, seleccionados por el propio artista de su colección personal, conformaron una retrospectiva de carácter inédito que iba desde obras fechadas en 1969 a las realizadas ese mismo año, sorprendiendo nuevamente, a pesar de ser muy conocida y valorada, su enorme capacidad para ofrecernos la sensible capacidad de su pincel para penetrar en impresiones íntimas del color y el dibujo, con los que va dibujando un polisémico jardín personal, cada vez más recóndito, más personal, a la vez que dotado de una expresividad suma con la que refleja su mundo interior, el latido intenso de un instante captado al vuelo por la mirada y la mano del artista.y, posteriormente, una muestra en agosto de 2011, en la Galería de Arte Jamete. El 21 de enero de 2016 recibió el diploma de miembro de honor de la Real Academia Conquense de Artes y Letras en el acto inaugural de una exposición antológica montada en la Sala Acua.
Referencias: Carmen Conde, Del obligado dolor. Litografías de Julián Grau Santos. Madrid, 1984; Almarabú / José Hierro, Grau Santos: el crédito de la realidad; Madrid, 1979; Rayuela / Óscar Martínez Pérez, Cuenca, crédito de un gran pintor. Cuenca, 2005, Diputación Provincial / Darío Vidal, Grau Santos 1955-1965 (Diez primeros años del pintor); Varios, Julián Grau Santos, una memoria retrospectiva; Madrid, 1993, Fundación Mapfre Vida