Villalcón, Palencia, 26‑06‑1828 / Cuenca 18-11-1899
Sexagésimo sexto obispo de Cuenca (1891-1899). Al amparo de su tío materno, Eugenio Conde, capellán en la villa de Sahagún, aprendió los primeros conocimientos de Latín y Humanidades, antes de pasar al seminario de Palencia para estudiar Filosofía al tiempo que obtenía el título de bachiller en Artes en el instituto de esa misma ciudad. En Valladolid hizo los estudios de Teología y Jurisprudencia para ser ordenado sacerdote (1854) pasando de inmediato a ser profesor del seminario, mientras continuaba los estudios de Leyes hasta graduarse (1859). A continuación se trasladó al seminario de Ávila, en el que permaneció tres años hasta obtener mediante oposición la canonjía doctoral de Astorga, en cuya diócesis fue provisor y vicario general y en la que desempeñó un papel muy activo durante los diversos incidentes surgidos en época ciertamente convulsa en el terreno político. Era deán de la catedral de Astorga cuando fue preconizado como obispo de Cuenca en el consistorio celebrado en Roma por el Papa León XIII el 1 de junio de 1891. Fue consagrado en la catedral de Astorga, el 6 de septiembre de 1891, actuando de celebrante Juan Bautista Gray y Vallespinos, obispo de aquella diócesis, asistido por Gregorio María Aguirre y Garcia, OFM, obispo de Lugo y por Francisco Gómez‑Salazar y Lucio‑Villegas, obispo de León. Tomó posesión de la diócesis conquense el 4 de octubre del mismo año e hizo su entrada oficial en la ciudad el 30 de ese mes. Su actividad pastoral se vio muy limitado a causa de varios problemas de salud, que afectaron especialmente a su movilidad y que finalmente le llevaron a la muerte cuando apenas si había permanecido ocho años ejerciendo su misión, periodo en el que ocupó plaza como senador entre los años 1898 y 1899. Fue enterrado provisionalmente en la cripta de la capilla de Covarrubias, como era costumbre, hasta que el 24 de mayo de 1903 su cuerpo fue trasladado a la sepultura definitiva, en la Capilla Mayor, al lado del Evangelio.
Al hacer balance de su gestión episcopal, tras su muerte, el periódico El Correo Católico destacaba el haber llevado a término el arreglo parroquial, en aplicación del concordato y haber desarrollado el nuevo concurso de curatos. En la capital de la provincia desarrolló numerosas iniciativas encaminadas al fomento de asociaciones religiosas así como la instalación de comunidades educativas y de caridad: Josefinas, Siervas de Jesús, Hermanitas de los Pobres y salesianos. A él correspondió también ser testigo del hundimiento del puente de San Pablo, aunque no pudo ver finalizada la gestión emprendida para sustituirlo por otro nuevo.
Referencias: Domingo Muelas Alcocer, Episcopologio Conquese, 1888-1997; Cuenca, 2002, Diputación Provincial, pp.235-274 / Agustín Renedo, “González Conde (Excmo. e Ilmo. Sr. Don Pelayo”; en Escritores palentinos (datos biobibliográficos. Madrid, 1919; Imprenta Helénica.