Alcalá de Henares, 1893 /
Profesor simultáneamente de la Escuela Normal y del Instituto de Segunda Enseñanza de Cuenca. Comenzó sus estudios en Salamanca, donde sus padres eran profesores en las Escuelas Normales. Se cuenta que Miguel de Unamuno, que le tuvo como alumno, lo calificó como “un estudiante muy aplicado y estudioso”; en esa etapa colabora en la revista escolar El Eco. En 1912 participó en un viaje de estudios a Marruecos, con una prolongada estancia en Tetuán iniciándose en el conocimiento del idioma árabe mientras enseñaba español a los niños de aquel país. Al año siguiente obtuvo el título de licenciado en Letras y en 1916 participa en oposiciones a profesor numerario, sin obtener plaza, pero inmediatamente es designado profesor interino de Historia de España en la Escuela Normal Superior de Maestros de Cuenca, por nombramiento efectuado por R.O. de 10-06-1916, puesto del que tomó posesión justo un mes más tarde y al que añadió, el 24-12-1917 el de auxiliar gratuito de la sección de Letras. Entre ambas fechas había obtenido el grado de doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Salamanca, con fecha 17-09-1917. Obtuvo el número 1 en las oposiciones y por R.O. 08-01-1919 fue nombrado profesor numerario de Historia, puesto del que tomó posesión el 14 de ese mes. Al producirse la fusión de las dos Escuelas Normales, en 1931, mostró su preferencia por seguir impartiendo la asignatura en la que ya estaba, la masculina: “Mi deseo es continuar siempre dedicado a la investigación y enseñanza de la Historia por ser éstos los estudios de mi predilección, haber obtenido directamente y por oposición la cátedra de Historia que desempeño en esta Normal y por considerar que la continuidad de la labor docente en una misma disciplina es indispensable para la eficacia”.
Mientras desarrollaba su actividad docente se despertó en José Niño el interés por la política, desde posiciones conservadoras y religiosas. Por ello, en 1927, durante la Dictadura de Primo de Rivera, es designado concejal del Ayuntamiento de Cuenca, posición desde la que realizará una destacada labor cultural como promotor principal de la instalación de la biblioteca “Fray Luis de León”, en los bajos del quiosco del parque de San Julián. Con la llegada de la República, las posiciones se encrespan y la postura beligerante del profesor recibe un movimiento de contestación por parte de un sector del alumnado de la Escuela Normal que considera utilizaba las clases para emitir arengas antipatrióticas; entre esas actitudes figura una, de la que da cuenta el diario ABC, al informar que habían recibido una excursión dirigida por el señor Niño visitando las instalaciones del periódico para asistir a misa. Por ello hubo un intento de abrirle expediente disciplinario que, al parecer, no prosperó. En ese periodo fue vicepresidente provincial de Acción Popular, un partido marcadamente conservador, vinculado a la CEDA de Gil Robles, además de presidente de la Asociación de Padres de Familia Católicos. En 1934 figura como candidato electoral por Acción Popular Agraria,
Al iniciarse la guerra civil, de manera inmediata emprende la huida de Cuenca, convencido de que sus actitudes abiertamente aliadas con el movimiento militar le harían víctima de la represión republicana; tras estar 18 días escondido en las montañas consigue llegar a zona nacional, encontrando refugio en Salamanca, donde pasará el resto del conflicto al servicio del gobierno de Franco. Como es lógico, de forma automática fue destituido de su puesto en la Normal por Decreto del 19-09-1936 y cuatro días después, el 23, del de auxiliar en el Instituto. En cambio, el gobierno de Franco lo incorporó rápidamente a la docencia, ya que el 24 de agosto fue agregado simultáneamente a la Escuela Normal y al Instituto de Segunda Enseñanza de Salamanca. Durante ese periodo colaboró también con el régimen en diversas tareas, como las Milicias de Acción Popular o el Gabinete de Censura del Cuartel General del Generalísimo. Al terminar la guerra civil fue nombrado director de la Escuela Normal con carácter provisional por el gobernador civil de la provincia el 10-06-1939 tomando posesión del cargo dos días más tarde y participando de manera activa en los expedientes de depuración promovidos contra sus compañeros republicanos.
Permaneció en esa situación hasta que en 1945 fue nombrado profesor numerario en la Escuela de Magisterio de Madrid, a la que efectivamente se incorporó, pero dos años después pidió regresar a la de Cuenca, lo que se le concedió el 20-12-1947, incorporándose a su puesto docente el 07-02-1948, junto con el nombramiento de director provisional del centro, en seguida transformado en definitivo, que conservó hasta 1961.
Paralelamente desempeñó también tareas docentes en el Instituto de Enseñanza Media, para el que fue nombrado profesor ayudante de la Sección de Letras el 08-07-1916, nombramiento al que sustituyó el de profesor auxiliar numerario desde el 26-02-1921 hasta el 21-12-1942, luego trasladado a Madrid, al Instituto “San Isidro”, reincorporándose al de Cuenca el 20-05-1948. A continuación fue nombrado Profesor adjunto interino de Geografía e Historia, tomando posesión el 15-10-1948 y permaneciendo en esa situación hasta el 30-06-1955 en que cesó para pasar a tener la consideración de Ayudante numerario de la Sección de Letras, que nuevamente se le cambió por la de Profesor adjunto numerario de Geografía e Historia, desde el 30-09-1958, título que conservó hasta su jubilación por cumplir la edad reglamentaria, el 27-09-1963. En total, había cumplido 47 años como profesor del Instituto “Alfonso VIII”.
Pronunció su última lección magistral el 31 de mayo de 1963, en un acto multitudinario celebrado en la Escuela de Magisterio, con el título Tres misiones de la España incomprendida, con la que puso fin a 47 años de docencia pasando a la condición de jubilado, texto que luego fue recogido en lo que vino a ser su única publicación impresa.
Quien fue su alumno, Jesús de las Heras recuerda “la presencia estirada y pedante” de quien fue “rígido director de la Escuela, narrador de las gestas históricas mediante amenas locuciones dramatizadas e imbuidas de pletórico patriotismo al uso, así como tozudo docente esforzado en meter en el ánimo de sus alumnos la curiosidad por saber” y rememora su imagen “paseando su sobria elegancia con aire de mucha dignidad y superioridad por los pasillos escolares, así como por Carretería o por donde le viniera en gana”
Referencias: Jesús de las Heras, “La Normal en los tiempos de la cólera”. El Día de Cuenca, 25-02-1997, p. 10